Bienvenido a ILUNION.
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Este mes se celebra el Día Internacional de la Mujer y queremos aprovechar para recordar a todas las mujeres que han sido invisibilizadas. Especialmente, a aquellas mayores que no tuvieron el lugar que merecieron.
Y es que a lo largo de nuestra historia ha habido personas ilustres, pioneras, artistas de renombre. Conocemos científicos, escritores, médicos, ingenieros, pintores...en nuestros libros escolares encontramos multitud de ejemplos, también en las calles de nuestros pueblos y ciudades.
Sin embargo, ¿cuántos de esos nombres pertenecen a mujeres? Conocemos algunos: Clara Campoamor, Emilia Pardo Bazán, Marie Curie...pero, ¿cuántos en proporción a los nombres masculinos que forman parte de nuestro saber?
¿Realmente hubo tan pocas mujeres destacables? Ciertamente solían estar relegadas al ámbito privado del hogar, en pocas ocasiones se les permitía continuar sus estudios y rara vez podían actuar sin permiso paterno o conyugal.
Pero eso no implica que no hubiera muchas que rompieron estereotipos, que se enfrentaron a las normas y que incluso con apoyo de sus maridos (a menudo bajo su firma o con seudónimos) escribieron libros, crearon esculturas o llevaron a cabo descubrimientos.
De hecho, muchas de esas iniciativas o descubrimientos fueron erróneamente atribuidos a hombres, o sólo destacaron ellos, omitiendo a sus compañeras: las mujeres son responsables del descubrimiento de la doble hélice del ADN (Rosalind Franklin), o de la división del átomo (la física austríaco-sueca Lise Meitner), por ejemplo.
Otro buen ejemplo de ello fueron el grupo de mujeres que posteriormente se las conoce como “Las Sincombrero”: pintoras, poetas, novelistas, escultoras e ilustradoras que formaron parte de la Generación del 27 y que con sus trabajos y activismo trataron de cambiar la concepción y las normas existentes. Tuvieron así un papel igual de importante que sus compañeros varones en la difusión de ideas, cultura y arte, aunque sus creaciones se vieron limitadas.
Y es que hay un sinfín de mujeres destacables que han pasado desapercibidas, pero a las que debemos algunas de las cosas que marcaron un antes y un después en nuestro día a día:
Jugamos en familia al Monopoly, creado por Elizabeth Magie Philips; conducimos por carriles delimitados con una línea divisoria, ideados por June McCarroll; y utilizamos jeringuillas de una sola mano con un diseño de Letitia Mumford Geer (cuya innovación no ha sido superada hasta la fecha).
Pero también hubo mujeres anónimas que desempeñaron su labor en los hogares, en la crianza y educación de sus familias o en empleos infravalorados y a menudo de economía sumergida. Mujeres que fueron el soporte en el que se apoyaba el desarrollo social de la época.
Que a día de hoy son mayores, que continúan siendo invisibilizadas por la sociedad por un motivo que se suma a los anteriores: su edad.
Desde aquí queremos aprovechar para homenajearlas a todas ellas, en especial a todas aquellas que todavía en la actualidad deben luchar por conseguir su lugar.