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Tejiendo redes

Publicado 14 Enero 2021      Categoría (blog): Categoría (blog): Enero

En diciembre estuvimos explicando qué es la soledad y qué consecuencias puede tener, especialmente en estos tiempos.

Pero, ¿cómo reducir el sentimiento de soledad no deseada y revertir esta situación? Según cuáles sean las distintas causas que lleven a ello, podrá ser más o menos fácil poder solventarlo.

Porque no es lo mismo que tengamos amistades a las que no podamos ver debido al riesgo de contagio, a que apenas tengamos personas conocidas en nuestro entorno más cercano. Como tampoco es lo mismo que podamos salir de casa sin dificultad a que existan limitaciones físicas o de salud que nos lo impidan o dificulten.

Por lo tanto, si tenemos amistades a las que por prudencia o miedo vemos poco, podemos proponer quedar para dar paseos semanales por los parques del barrio. De esta manera tendremos contacto social con la seguridad de mantener precauciones como el uso de mascarilla y la distancia.

O si somos más atrevidas y nos manejamos con la tecnología, ¿por qué no realizamos una videollamada mientras cada una se toma su café en casa? Una opción también muy recomendable si tenemos amistades que no viven cerca nuestra o las restricciones nos impiden encontrarnos en el barrio.

Pero, ¿qué hacemos si no tenemos vínculos de apoyo ni acceso a las tecnologías? Podemos intentar retomar el contacto con aquella amistad que hace tiempo que no llamamos, o preguntar a los vecinos del bloque si les apetece quedar para dar un paseo de vez en cuando.

Otra opción es establecer nuevos lazos apuntándonos al Programa de Ejercicio al Aire libre para personas mayores “moverse es cuidarse”, en el que un monitor especializado en actividad física nos guía en una sesión grupal de ejercicios leves  en el parque Sinesio Delgado los martes y los jueves a las 12:30.

 Y es que cuando llevamos tiempo sintiéndonos solos o sin salir de casa, se nos hace mucho más difícil relacionarnos con los demás. Quizá nos cueste pedir ayuda a otra persona cuando no podemos subir las bolsas de la compra a casa, o romper el hielo con esa conocida del barrio a la que siempre nos encontramos en la farmacia.

Por eso es fundamental poner en práctica habilidades sociales como agradecer favores u ofrecerlos, recibir un cumplido o pedir disculpas. Si nuestra vecina nos ofrece traernos algo del mercado cuando va a hacer la compra, podemos ofrecernos a recoger el paquete a domicilio que está esperando. O si siempre que nos cruzamos con alguien del barrio nos detenemos un ratito a ponernos al día, ¿por qué no proponemos un encuentro otra ocasión que no llevemos prisa?

Sin olvidar que la situación sanitaria nos lo pone aún más difícil, cuando todo esto termine y retomemos nuestra vida sin el riesgo a contagiarnos, podremos apuntarnos a multitud de actividades que realizan en los Centros Municipales de Mayores, los Centros Culturales, o los Espacios de Igualdad, entre las muchas opciones que tenemos la suerte de disfrutar en Madrid.

 Y si en nuestro caso las salidas a la calle siguen siendo casi misión imposible, quizá tengamos algún vecino/a en la comunidad que esté en situación similar, de manera que podremos acordar almorzar o cenar juntos para darnos compañía, por ejemplo.

Es cuestión de perder la vergüenza y echar imaginación… ¡en algunos bloques de vecinos incluso organizan concursos de recetas o hacen intercambio de táper!